Gauguin y Poniatowska

2 de octubre de 2011

El día de ayer tenia la firme intención de ir a ver la exposición 'José Saramago: La consistencia de los sueños', cosa que sin embargo, no fue posible por otras razones, pero estas razones y el hecho de pensar, caminar y fumar durante horas en el Centro Historico de la Ciudad de México me decidieron a por fin elegir un tema para esta entrada tan largamente prometida a mi querida amiga (y excelente maestra) Ana Tapadas... Quiero comenzar y terminar esta entrada con 2 ideas de Paul Gauguin, la primera es esta pintura y la segunda, la frase que se encuentra al final de este post...


Woher kommen wir? Wer sind wir? Wohin gehen wir?
¿De donde venimos? ¿Que somos? ¿A donde vamos?
Paul Gauguin, 1987


Uno de mis libros favoritos es La Piel del Cielo de Elena Poniatowska, y aquella pregunta del inicio del libro que Lorenzo hace: "Mamá, ¿Allá atrás se acaba el mundo?" me hace pensar en el titulo de la pintura de de Gauguin, y en esos grandes interrogantes que a veces sospecho que nunca podremos resolver... pero lo que más me gusta del libro (además del hecho de que me siento identificado con uno de los personajes) es que el verdadero reto de Lorenzo no es desentrañar los misterior de la astronomia, sino la busqueda dentro de la cara oculta de las personas, que esconden pasiones y sentimientos, y de esta manera la novela nos acerca a los desafios mas inalcanzables: las estrellas y el amor, y así Lorenzo llega al descubrimiento más significativo de su vida cuando se da cuenta de que de nada sirve tener un cielo tan hermoso, allá arriba, sin nadie especial con quien compartirlo, desde abajo...

Y entonces, uno se da cuenta, casi sin querer, de la diferencia entre el pensamiento de Lorenzo y de Gauguin, al primero parece que las circunstancias lo condenan, su propia madre dice que el esta condenado a la infelicidad y entonces trata de buscar la seguridad del trabajo y la investigación, de sentirse seguro, de no arriesgar nada para asi no perder nada... para al final descubrir que lo esta perdiento todo. La vida de las estrellas, esa vida lejana, ausente y abstracta resulta en ocasiones más auténtica y real que la de los hombres y mujeres que puedo ver y tocar, escuchar y confrontar...
Por eso es que la frase de Gauguin me parece tan significativa al contrastarla con la novela de Poniatowska:




Prefiero pecar de confiado, aunque me lleve mil decepciones, a vivir desconfiando de todo y de todos. En el primer caso, se sufre solo en el momento del desengaño, y, en el segundo, se sufre constantemente.
-Paul Gauguin

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29 de mayo de 2010

La persona es finalmente "relacion hacia... con... para..., únicamente a partir de esta tesis, esposible penetrar el estudio de verdadera óntica del amor.


El amor se finca en el grado de identificación y entrega que se da entre los involucrados. La pasión del amante se mide por la capacidad real de lograr el sacrificio y el dolor hacia la persona amada.

V for Vendetta

14 de enero de 2010

Voilà! In view, a humble vaudevillian veteran, cast vicariously as both victim and villain by the vicissitudes of fate. This visage, no mere veneer of vanity, is a vestige of the vox populi, now vacant, vanished. However, this valorous visitation of a by-gone vexation, stands vivified and has vowed to vanquish these venal and virulent vermin van-guarding vice and vouchsafing the violently vicious and voracious violation of volition.The only verdict is vengeance; a vendetta held as a votive, not in vain, for the value and veracity of such shall one day vindicate the vigilant and the virtuous. Verily, this vichyssoise of verbiage veers most verbose, so let me simply add that it's my very good honor to meet you and you may call me "V".

Ayer volvi a ver esta pelicula que por cierto me encanta... Si alguien no la ha visto, seria una buena idea hacerlo antes de tener que volver a la escuela =) (y yo aun quiero hacer algo como lo de esta imagen)

Yo también te quiero pero... solo como amigo

30 de marzo de 2009

Memorias

28 de marzo de 2009

El género autobiográfico requiere de un ejercicio de reflexión profunda que imprima un sentido a la propia existencia, dándole orden a lo siempre desorganizado y convirtiendo al azar en necesidad. Pero hablar de uno mismo trasciende la propia vida, involucra a los contemporáneos y al espíritu de una época: es una forma de hacer historia, de contar la historia en primera persona.

Los textos biográficos, más allá de la persona que los escriba, ayudan a iluminar una época, un país, una persona. Así, pongo un ejemplo, fray Servando Teresa de Mier en sus Memorias no sólo cuenta la historia de sus andanzas y reveses sino que describe a través de ellos el acontecer de la Nueva España en un momento de cambio como lo fue la lucha por la Independencia. En otras palabras, mezclan e identifican lo íntimo y lo externo, lo particular y lo colectivo.

Si en el diario, al margen de las lícitas trampas retóricas (como el flash-back), lo único que vale es el día de hoy, la anotación paralela a una vida que se va consumiendo cotidianamente; en las memorias, en cambio, son muy importantes las recapitulaciones acerca de vidas hechas y a punto de ser desechas por la muerte. En el diario, el autor no tiene la menor idea acerca del futuro, cuando mucho le teme; en las memorias están abolidos el futuro y consecuentemente la sorpresa: el autor, que es al mismo tiempo el actor, se dedica a recordar, a convertir el pasado en presente. No le interesa saber lo que va a pasar sino lo que sucedió tal y como sucedió. El protagonista de un diario ignora, en su tarea cotidiana, el rumbo que seguirá su vida, las sorpresas que le reserva el día siguiente; el memorialista lo sabe todo, únicamente tiene que recordarlo, arrebatándoselo al olvido: así goza de nuevo sus viejas vivencias y experiencias.

Frente a las memorias, la autobiografía casi no ofrece diferencias. Si acaso se puede decir que las memorias cargan el énfasis del discurso en lo social y las autobiografías en lo individual. Por otra parte quizá se pueda afirmar que las memorias las escriben “personajes” y “personalidades” del mundo social y político y las autobiografías las redactan hombres de pensamientos y sentimientos más que de acción, es decir intelectuales, artistas y científicos.Las cartas que se alejan de los menesteres mercantiles o burocráticos forman parte del mundo de la literatura del recuerdo, de la literatura biográfica. Paso de lo abstracto a lo concreto, del campo de las ideas al de las obras de este tipo hechas y derechas.

Así es que tal vez algún día escriba sobre mí y sobre todo, pero no como un diario, sino como mi memoria lo recuerde, pudiendome reir de momentos dolorosos que ya terminaron y doliendome de momentos agradables que no volveran, con la esperanza de que la memoria, mi memoria no sea como una red: que uno la encuentra llena de peces al sacarla del arroyo, pero que a través de ella pasaron cientos de kilómetros de agua sin dejar rastro.